Otra notable creación de estos hábiles artesanos fue el «traje» diseñado para el caballo de Carlos III. Este intrincado y ornamentado atuendo mostraba la artesanía y creatividad de los artesanos. El atuendo del caballo estaba adornado con lujosas telas, intrincados bordados y elaboradas decoraciones, lo que lo convertía en una verdadera obra de arte. La atención a los detalles y la exquisita artesanía del «traje» ponen de manifiesto el inmenso talento de estos artesanos.